“ Había una vez en una pecera dos pequeños peces, conversando. De repente uno de ellos se puso muy triste, y se fue al otro lado de la pecera. Entre tanto el otro pececito meditaba en silencio, después de un largo rato, se acercó al que estaba triste y dijo con gran sabiduría: - No te aflijas, ciertamente dios existe, recuerda es él quién nos alimenta y nos cambia el agua a diario." Anonimo.
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